14.La novela de Tesis

El sencillo darse cuenta de que la literatura también puede servir de herramienta, la cual se encarga de transmitir unas ideas determinadas, al margen de su carácter estilístico y del afán por el entretenimiento. Toda obra literaria transmite una ideología, puesto que el autor tiene una visión propia del mundo, pero no todos lo plasman de manera deliberada, muchos de los momentos históricos en la Literatura española requerían cautela.

La novela de tesis surge en 1868, y viene de la mano con la burguesía. Dado el contexto de las fechas, na época revolucionaria en la que la reina Isabel II es expulsada del país por inclinarse hacia el lado conservador y perdiendo así el apoyo de los liberales.
Surge pues la Revolución Gloriosa, la cual da pie a una nueva edad moderna. Los revolucionarios monáquicos se dedican a buscar un nuevo  rey, cuya figura encuentran en Amadeo de Saboya, quíen gobierna de mala manera y termina abdicando. Por ello surge, tras una votación, la Primera República, la cual fracasará posteriormente.

Durante ese periodo, surge la novela de tesis, cuyo máximo representante es Benito Pérez Galdós, criticado por mostrar"la otra España", es decir, por plasmar su su ideal liberal. Tiene una clara intención pedagógica, lo cual se convertirá en en un elemento característico de su literatura, extendiendo sus ideas progresistas y analizando la historia reciente. La fontana de oro, de 1870, en la que analiza el trienio liberal (1820-1823). Entre otras muchas, otra de sus novelas más conocidas es Doña Perfecta (1876), criticando la España tradicionalista. 

Lo opuesto podría considerarse a José María de Pereda, con obras como De tal palo tal astilla (1880), y ambos representan a la perfección esa España ideológicamente dividida, las “dos Españas”.

A finales del siglo, aparece el Naturalismo, el cual contiene a la vez un trasfondo ideológico, se cree más en el progreso, los laboratorios y la ciencia, por lo tanto, la novela deja de ser una disciplina, y analiza el comportamiento humano. Los autores del movimiento se apoyan en el Determinismo, con la creencia de que estamos condicionados por nuestro ambiente. La principal defensora del naturalismo español fue Emilia Pardo Bazán, la primera mujer en dedicarse al ensayo, con obras como